martes, 7 de febrero de 2012

PEOR PARA EL SOL

 El hombre es el único animal que necesita escribir su historia para recordarla. La raza humana es la única en la naturaleza que no transmite ninguna información innata más allá de lo puramente genético. Carece de auténticos instintos... hasta que los crea.
La semana pasada estuve en la tierra que me vio nacer: Sax (Alicante). Donde tengo familia y conservo conocidos, amigos y buenos amigos. Y claro, como no podía ser de otra forma, llevé traje de faena. Para hacer kilómetros por una zona que me encanta y me trae buenos recuerdos, y más ahora.
Se trata del paraje conocido como "El Plano" y todos los alrededores. Una inmensa pinada joven entre las sierras de Peña Rubia y Cabrera donde apenas hay carril pero sí muchas sendas con buena pisada siempre bajo el espesor de los carrascos. Pocos desniveles, solamente en los montecitos que más bien montículos con 30 m de desnivel el que más, le calculo.
El terreno es campo a través y con muchos toboganes, pequeños saltos y multitud de cruces de sendero en los que perderse a gusto. Cuando uno tiene la sensación de estar desorientado, que son muchas veces, te subes a algún montecito desde el que divisas los miles y miles de pinos debajo de tí y, buscando el vigilante castillo, sabes dónde está el pueblo. No te puedes perder.

La mañana transcurre a cámara lenta. Es de noche aún y ya me encuentro correteando por un carril que me lleva derecho a ese maravilloso laberinto de sendas. En la farmacia de al lado de mi casa marcaba -3ºC que me sabían a gloria. No es masoquismo. Es que sé que a esa temperatura solamente corro en el año cuando estoy en Sax en febrero. Bendito frío que me trae recuerdos...
Siempre el comienzo fuera de carril es con cuidado por los tobillos que, aún dormidos temen sufrir un resbalón sobre la hierba que cruje como lo que son: pequeñas figuras de hielo. Es un contínuo cras-cras. Y ya empezamos a disfrutar sin pensar hacia dónde voy a ir. Da igual.
La cosa es ir campo través sin usar caminos... ¿por qué? ¿Por qué no me divierto con el asfalto? Detrás de esta locura hay una causa maligna o la maldición de algún dios. Son precisamente los caminos tortuosos por los que no quería meterme y estoy cabalgando por ellos sin freno. Y empieza a salir el astro rey.

La tierra, adormilada, como todas las mañanas, le preguntó al Sol: "¿a qué vienes?" y el Sol: "traigo el día".
Empiezan a entrar rayos de luz entre los pinos que empiezan a desprenderse del hielo goteando sobre mí y me paro en un pequeño lago artificial junto a una zona de recreo. Por supuesto que soy el primero en llegar antes que los pájaros que tendrán que buscar otro sitio donde beber. Una capa de hielo cubre el agua. Me agacho jadeante a jugar rompiendo el hielo con una pequeña piedra y en mi sombra proyectada en el suelo veo cómo hasta el vapor que mi cuerpo suelta hace sombra. Me gusta la sensación.
Me animo a seguir y seguir. Sin preocuparme hacia dónde me dirijo pues ahora para acá, ahora por este sitio y mira qué bajada tan chula para bajar casi culo en el suelo dejándose resbalar por la tierra con una mano atrás controlando no caer con la espalda.
Así hasta que toca regresar y me subo a un montículo sobre la pinada para buscar el castillo. A pesar del intenso frío me quedo un poco allí disfrutando de la vista: unos metros sobre los árboles. Parece un mar verde donde en vez de peces se ven pájaros entrar y salir de la frondosidad. Inevitablemente pienso en buenos momentos vividos en estos pinos.
Ya cerca del pueblo, por una pequeña carretera que te deja junto al castillo, veo pintada en un puentecito una frase que se me quedó grabada y ya he visto en otra ocasión en un tatuaje: "Peor para el sol". Algún enamorado, pienso.
Son algo más de las 9 y el mismo termómetro marca aún -3ºC.  ¡Qué día más maravilloso!

10 comentarios:

carmenavarro dijo...

k envidia...sana¡, x un momento parecia k iba corriendo, lo vivia¡, pero no veas k fresco, no?? rrrrrr

Esteban Sanz dijo...

Perfecta descripción de buena mañana, amigo Pedro.
Se nota que lo vives cualquier jornada especial.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Pedro, por ese auténtico canto a la naturaleza que es tu entrañable crónica. Saludos, Manolo Morales.

Anónimo dijo...

No me lo puedo creer ,es precioso

Anónimo dijo...

Conozco esa zona y es tal y como la describe pedro.un beso desde alicante ,pedrico !!!!!

yolanda dijo...

pedro precioso , se siente hasta el cras cras del hielo y el vapor saliendo de la boca , yolanda

Juan dijo...

Bonita crónica, se nota que disfrutaste como un guarro en una charca.

Teresa dijo...

Pedro,acuerdate de avisarme cuando vayas a firmar libros al Corte Inglés =)Una crónica fantástica.Una forma estupenda de salir de casa,
de subir "montecitos" desde el sofá, de perderse, de encontrarse, y, como no, de volver a la tierra que me vio nacer... ¡Saludos! (Una alicantina de Málaga)Teresa Velasco.

Pedro Cruzado dijo...

No sabía que fueses alicantina.
Buena tierra de Moros y Cristianos, eh?

Teresa dijo...

Pues sí, soy concretamente de Elche. Hace tiempo que no voy por allá, pero pase una infancia estupenda rodeada de palmeras y corredores =)