INFERNO TRAIL: TRIUNFOS DE CARMEN NAVARRO Y ALBERTO FDEZ.

Guadalhorce-Álora en todos los sitios

Lucifer se durmió durante el viaje, pero solo un poco. Por la mañana tenía que decidir si, habiendo cruzado el río y dicho adiós a la luna sin escuchar voz alguna, debía tomar la izquierda o la derecha del camino.
Era mejor no parar ni pensar en el frio, sino atacar sin pensarlo arriba y arriba. Lucifer abordó por el camino de enmedio y me enganchó en un páramo donde aprendí que el agotamiento de una decisión apresurada fue la ruina de la decisión correcta. El sitio era el apropiado para mi amigo Lucifer: la Cañada de las Carnicerías. Bajada increíble que ya disfruté el año anterior pero en esta ocasión...
Bueno, pero no fue nada. Se hizo lo que iba buscando, que es lo importante.

Carmen entrando victoriosa

La salida fue un contínuo saludar a amigos montañeros que allí se encontraban: Quero, Antonio de Primeguis, Miguel Casilla, Alberto Fdez., Jose... Y aunque hacía fresco sabíamos que llevaríamos el sol en el lomo toda la subida, así que manga corta y p'arriba con el pistoletazo junto a Dani, que lo llevé pegado toda la subida y se nos hizo más amena, aunque menos habladora por la pendiente que en otras ocasiones.
Enseguida me dice Dani que vamos entre los 15 primeros y eso hasta me asusta porque queda mucho y suelo ir mejor en las segundas partes, pero... qué le vamos a hacer. El ritmo que puse fue bastante ligero una vez que se unió Miguel Casilla a nosotros. Así que sin levantar cabeza nada más que para echar una ojeada al maravilloso, fabuloso y majestuoso paisaje que quedaba a nuestros pies, que andaban pisando las lascas del cerro del Torrecilla, justo muy cerca nuestra.
Pasado todo el sufrimiento de la GRAN subida íbamos muy bien y hasta alegres, a pesar de que mis sóleos no aguantarían mucho más pero rezaba que la bajada aguantasen hasta el pueblo, donde tenía pensado antes de la salida poner fin a la carrera. Lo que no sabía era que iba a llegar tan tarde y mal...
La bajada comenzó con agonía por llegar a esos zigzags tan recordados por mí de el año anterior que fui acompañado por Fali el coleta y disfruté como niño chico con ese pisar hasta sedoso en ocasiones. Así que la alegría era enorme pues creo que me volví a apuntar a esta dura prueba solamente por esa larga bajada, como así saben mis amigos a los que he estado todo un año dándoles el coñazo con la bajada de las Carnicerías.
Un hombre con un gran cencerro nos dio la bienvenida al cortado donde se encuentra la cadena, del estilo a Jarapalos, pero para abajo y más cortado. A partir de ahí ya no había musgo pero empezábamos a oler a disfrute del bueno con los zigzags que empezaban justo ahí tras pasar la cadena. El grupo formado por Dani, Miguel y yo sigue juntito a muy buen ritmo hasta que...
Fue solamente un pequeño repecho de 20 metros como mucho. No estorbaba para bajar el ritmo ni siquiera. Echas el cuerpo hacia delante para acoplar bien la subida y al ir a ponerme derecho ZAS, sentí a Lucifer "hasta aquí hemos llegado, Pedro". No era capaz de ponerme recto y mucho menos caminar. El aductor derecho se me tensó y me entraron ganas de chillar. Nunca había sentido ese tironazo en esa zona. El grupo me preguntó qué tal y les dije que siguiesen, que ya iría yo. MENTIRA. Sí que fui, pero al trote y a ratos andandito.

Carmen en el podio

Alberto en podio

Bueno, no tengo mucho más que contar. Llegué al pueblo completando los 27 km que traía en mente más tarde de lo previsto pero me dio tiempo a disfrutar el resto del recorrido, que vale la pena echar un dia por allí en plan senderismo, os lo puedo asegurar.
La alegría fue que al entrar a la "zona cero" me entero que Alberto Fernández había ganado la prueba masculina de 19km con casi 20' de ventaja sobre el segundo. Hasta tuvo que avisar al de meta "psss, oye, que soy el primero" porque no esperaban tan pronto al victorioso. Y Carmen Navarro hizo lo mismo: primera fémina en la prueba de 19 km con 20' de ventaja.

Ohú, a ver si gano alguna vez y pillo eso!

Allí ya nos dedicamos a lo que hay que hacer en estos casos. Comer y beber hasta recoger los trofeos. Y de vuelta a Álora con una bolsa llena de bizcocho, aceitunas, chorizos, morcillas, morcón... que dieron a los campeones. Yo... una tapita de calamares, que no he ganao.




Enhorabuena de nuevo a los organizadores por esta prueba tan currada.

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