
Al llegar a casa he abierto la bolsa que dan y, tras quitar las revistas que trae y la mierda de camiseta que dan (cada año es peor según me dicen) he cogido el dorsal tan planchadito como viene y el pasaporte donde van sellando los distintos puntos de control y los he observado como el que tiene un tesoro.
Solo los que lo han hecho saben el montón de días de entreno en solitario y aburrido que necesitas para ir más o menos con opciones de terminar esta prueba. Tengo ganas de terminarla para tirarme dos o tres días sin entrenar, como premio. Y luego algo de carrera y bicicleta hasta que se me ponga por delante otra que me haga "tilín", que será en junio como mucho.
Por cierto, que el viernes a las 19:00 en el Teatro Vicente Espinel (al lado de la meta, en el parque) dan una charla los ultrahombres Mark Steven Whoolley, participante de la Bad Water (217 km en Death Valley, USA) y Rafael Romero "Fali el coleta", participante en el Tur de Geants (330 km por los Alpes), consideradas dos de las pruebas más duras del mundo.
2 comentarios:
A cruzar esa meta Pedro, pues el que da todo lo que tiene no está ogligado a dar más. Suerte de otro sufridor. Antº Péres, saludos...
Pedro, si te fijas, tu dorsal lleva un mensaje secreto. Empieza por 8 y acaba por 1, justo el Km. de tu retirada, el 81.
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